jueves, 29 de noviembre de 2012

PARA LA SALUD MENTAL: Democracia liberal y social


PARA LA SALUD MENTAL DE MUCHOS VENEZOLANOS Y UNA MANERA SANA DE ALIMENTAR EL ESPÍRITU Y DESCARGAR LAS TENSIONES PROPIAS DE LA AGITACIÓN POLÍTICA Y EL ABUSO DEL PODER,
PRACTICA LA DISCUSIÓN Y EL DEBATE. ¡EXPRÉSATE!

EL NACIONAL - Jueves 29 de Noviembre de 2012Opinión/11
 

Opinión

Democracia liberal y social 

LUIS UGALDE




a llegado la hora de la claridad y la definición ante la encrucijada política que enfrenta VenezuelaEl futuro no está en los fundos zamoranos. Es mentira el dilema que gusta presentar el régimen: "Si quieren cambios sociales con justicia social y empoderamiento de los excluidos, no hay más alternativa que nuestro comunismo". Según ellos, la única alternativa posible es el neoliberalismo, que sirve a los intereses de los ricos que excluyen y explotan a los pobres. Su propaganda pone en una balanza todo el bien social y solidaridad de la humanidad y le llaman "socialismo", y en la otra, el maldel egoísmo explotador. Discurso tentador para muchos, con un predicador, multimillonario, que se apropia y usa sin escrúpulos la renta petrolera estatal. La realidad de los fracasos desmiente las promesas. 

Venezuela se hunde en todos los frentes, luego de haber malgastado más de 1 millón de millones de dólares. 

En el mundo no hay un solo país exitoso con el modelo comunista que aquí se quiere imponer. Pero con todo el poder dictatorial comunista fracasaron los paraísos "socialistas" y los pueblos los derrocaron para salir de su pobreza y de la opresión totalitaria. 

La tercera realidad es que en el mundo, en los últimos 60 años, se ha avanzado extraordinariamente en desarrollo económico, justicia social ylibertades personales. Es una impresionante revolución de las motivaciones personales e instituciones públicas de solidaridad. 

En la actual confusión venezolana nadie se puede quedar en casa y hay que salir en todos los campos: social, educativo y económico para actuar, explicar y aclarar que la superación de la pobreza, con oportunidades de trabajo, vida digna y libertades para todos, pasa por la defensa explícita de lademocracia liberal y social. Pero hay alergias: unos a la palabra liberal y otros a la social. El mal llamado neoliberalismo ni es posible, ni ofrece soluciones para las mayorías, porque la supuesta competencia perfecta es una ficción y la gran mayoría del país no tiene oportunidades por carecer de poder y de preparación. 

Por eso la sociedad venezolana debe exigirle a su Estado para que haga un extraordinario esfuerzo para nivelar los de abajo hacia arriba ofreciéndoles oportunidades para ser productores y conquistar efectivamente los derechos humanos liberales individuales en una sociedad solidaria. Los empresarios no deben avergonzarse de defender los derechos liberales de todos ­no sólo los suyos­, desde los más excluidos, tomando en serio lo deresponsabilidad social, sin quedarse en propaganda. Con decenas de miles de emprendedores, decididos exitosos y solidarios (cosa no fácil) tendremos empleos de calidad y lograremos que lo público no sea un botín de privilegio para la parcialidad política que se apropia del Estado, sea el excluyente partido único "revolucionario" o las minorías económicamente poderosas. 

Los partidos políticos (viejos y nuevos) tienen que retomar sin vergüenza las 2 materias no aprobadas en los últimos 30 años: la eficiencia y transparencia en el manejo del Estado y la verdadera pasión social para superar la pobreza basada en una democracia liberal y solidaria, con participación ciudadana y al mismo tiempo contralora. Con sólo medio país (no importa cuál) es imposible salvar los derechos personales y los logros sociales solidarios que son imprescindibles. 

En el comunismo totalitario no tienen cabida las iniciativas sociales ni la creatividad individual (sin las cuales toda sociedad va al fracaso) en educación, en organización político-social y en la producción económica. Necesitamos, ciertamente, un Estado y unas instituciones capaces de convertir los frutos de la libre creatividad en realizaciones sociales e instituciones que beneficien a todos. Este no es un tema congelado hasta la próxima elección presidencial, sino que está en la calle día a día; se pierde o se gana en la próxima elección de gobernadores, en las escuelas, liceos y universidades, en los hospitales públicos, en las empresas básicas de Guayana, en la producción agrícola y en los servicios públicos decadentes. 

Para evitar la noche totalitaria y construir alternativas de vida hay que tener la visión, el corazón y el coraje para construirla y no quedarse en lamentaciones y mutuas acusaciones de derrotados. 

viernes, 16 de noviembre de 2012

¡Auxilio, socorro! Las estadísticas de Laureano Márquez


¡Auxilio, socorro!
Por: Laureano Márquez

Verdaderamente, nosotros somos un país de comiquita. El CNE decide migrar un grupo de electores oficialistas fuera del lapso en que la ley y los reglamentos lo permiten y encima modificar el tarjetón violentando la norma que lo impide, para incluir a un candidato que no estaba en el programa y no hay institución que diga "esta boca es mía". Qué lecturas podemos darle a esto: La primera y más sociológica es que la ley en Venezuela es solo para los bolsas. Que cada vez que obedezco una norma en Venezuela demuestro que soy un pobre pendejo que no tiene los recursos, la influencia o el poder para usar la norma con el fin de higienizar con ella el sitio por donde se descome. Qué mal está un país cuando los funcionarios violan la ley de manera abierta, pública y notoria, sin que ninguna institución del país mueva un dedo para impedirlo. ¿Es esto lo que tú quieres que continúe? ¿Es esto correcto? La segunda es el efecto desmoralizador que se pretende crear. Ese "sí, ¿y qué?" tan nuestro, tan auténticamente nuestro y cotidiano. Es el "me sale del forro" ontológico, olímpico con el que todo el que puede o tiene poder para ello, pisotea el derecho ajeno, usado para medir con raseros distintos, para cambiar el reglamento a mitad del juego. 

Definitivamente el CNE tiene interés en que se pierda el entusiasmo por votar, de que uno crea que es peor de lo que efectivamente es. Una razón adicional para votar: quieren hacernos desistir y por algo será. La tercera la noción de "relativismo jurídico" que impera. La rectora nos informa lo siguiente: "Del análisis de la actuación (del CNE) no se desprende ningún hecho ilícito. Los 108 casos son excepcionales y de ninguna manera es la regla, los 108 casos, en un universo electoral de más de 17 millones, no representan incidencia alguna. Eso es insignificante. Representa 0,006% de los electores. (...) Eso no decide ni cambia alguna elección". Entonces según este principio, el homicida que asesinó a un médico esta semana en su consultorio, no tendría por qué ir preso porque él asesinó al 0, 000003333 del total de la población, mucho menos incluso que el 0,006. ¿Se trata de un homicidio significativo? ¿Qué pensarán sus familiares? Cómo es eso de que se puede medio violar la norma, porque son casos excepcionales. Ciertamente, la estrofa menos veraz y oportuna de nuestro himno es la que dice: "la ley respetando, la virtud y el honor". Todo lo señalado configura una sensación de abandono de la que brota un grito de: "¡oohh!  ¿Y ahora quién podrá defendernos?" El mismo grito del 99 cuando apareció un Chapulín Colorado que terminó empeorando la vaina. Sin embargo, no soy pesimista. 

Algún día Venezuela cambiará y hombres de bien, con sentido de justicia y respeto conducirán nuestras instituciones, gente de verdadera estatura moral que despierte admiración y respeto y no pena ajena. No me importa si es este siglo o el que viene, seguiré luchando y votando. Porque, con todo y lo maltrecho que está, la del voto es la única institución que sobrevive.-